Creaciones

Coreografía: Luiz Fernando Bongiovanni
Música: Ponteios (Ponteio 18, nostálgico; Ponteio 26, la calma; Ponteio 24, tranquila; Ponteio 15, incisivo and Ponteio 1, la calma), Camargo Guarnieri (1907-1993)
Iluminación: Ligia Chaim
Vestuario: Naum Alves de Souza and Miko Hashimoto
Escenario: Soraya Kölle y Dilson Tavares (TKCeno Escenografía and Producciones)

En Utopía o El Lugar que No Existe, Luiz Fernando Bongiovanni critica la forma en que la belleza está asociada con el inútil, alienante, en paralelo a un mundo sin utopías. En la construcción del ballet, él ha seleccionado cinco puntos de la obra de Camargo Guarnieri, que traducen los estados emocionales que trataban de jugar, dándole un carácter típicamente brasileño, influenciado por temas y gestos de la música popular destacados en el escenario por un solo, un trío y un dúo, dando a la escena diferentes direcciones. El paisaje y los trajes reflejan y marcan el espacio en blanco y negro.

Coreografía y vestuario: Marco Goecke
Música: Simple Symphony, Benjamin Britten (1913-1976), H.Y.V.Ä y Sininen javalkoinen, con coral Mieskuoro Huutajat
Iluminación: Udo Haberland
Dramaturgia y organización: Nadja Kadel
Execucion de vestuario: Thomas Lampertz
Coproducción: Movimientos Festival Wolfsburg

En Peekaboo, el coreógrafo alemán Marco Goecke maneja actuar para ocultar y revelar de manera emocionante. El título se refiere a un juego infantil conocido a los niños: un espía persona (peek en Inglés). El niño se esconde su rostro y, de repente, reaparece y dice, ‘encontrado’ o ‘boo’. En la obra, la sinfonía de Britten unida con el sonido del coro finlandés Huutajat muestra contrastes: hablar de la fantasía al mismo tiempo que trae a colación los miedos y la soledad de cada bailarín. El elenco hace solos, dúos, tríos y conjuntos, el movimiento es rápido y preciso y los artistas aparecen y desaparecen misteriosamente de la escena. «Es todo que perder y encontrar», dice el coreógrafo.

Coreografía: Rui Moreira
Música: Rui Moreira and Lobi Traoré
Iluminación: Domingos Quintiliano
Vestuario: Eduardo Ferreira
Asistente de coreografía: Bete Arenque
Diseñador Gráfico: Guili Seara
Asistente de Diseñador Gráfico: Juarez Tanure

Azougue presenta características de la cultura afro-brasileña, marcada por el timbre y sonoridad de los tambores. «Azougue es un término de varios significados, pero la expresión que utilicé fue representada por la inteligencia peculiar proveniente de la región noreste del país. Es la persona que se preocupa, pero que no va a sacrificarse, que tiene una vibración superior a lo normal», cuenta el coreógrafo Rui Moreira. «También usé la relación azogue con el maracatu rural, en el que los caboclos de lanza utilizan una bebida energética preparada con pólvora ron-basada y una hierba llamada azogue para soportar el ‘golpe’ de carnaval y el peso de la ropa», explica Rui.

Coreografía: Alex Neoral
Música: Johann Sebastian Bach (1685-1750) (Andante de la Sonata No. 2 y Sarabande de Partita No. 1, para violín solo)
Iluminación: Binho Schaefer
Vestuario: André Vytall
Asistente de coreografía: Clarice Rêgo

Detalles (Pormenores) es un ballet marcada por los detalles de los movimientos con la Andante de la Sonata No. 2 y Sarabande de Partita No. 1 para violín solo, de Johan Sebastian Bach. «En este trabajo, trabajamos con dúos, palancas y sus desencadenamientos, que son una característica fuerte de mi trabajo y que podía compartir con los bailarines de la Compañía», dice Neoral. «Es un trabajo íntimo y valora la proximidad de los artistas.»

Coreografía: Rodrigo Pederneiras
Música: Bachianas Brazileiras nº1, Heitor Villa-Lobos (1887-1959)
Iluminación: Gabriel Pederneiras
Vestuario: Maria Luiza Malheiros Magalhães
Asistente de coreografía: Ana Paula Cançado

Inspirado por Bachianas Brasileiras No. 1, de Heitor Villa-Lobos, Rodrigo Pederneiras ha creado una coreografía en que la danza responde a la estructura íntima de la música. Dividido en tres movimientos, el trabajo destaca la brasilidad, el romance y la pasión de nuestra gente. Violonchelos traducen el propio gesto, y esta afinación entre el sonido y el movimiento crea la obra, que tiene acentos especiales en el cuerpo de cada intérprete. En Bachiana n° 1, la versatilidad de los bailarines trae nuevo énfasis al lenguaje Pederneiras.

Coreografía y iluminación: Henrique Rodovalho
Música: André Abujamra
Vestuario: Cássio Brazil
Escenografía: Shell Jr.
Ejecución de escenario: FCR | Fábio Brando

Inquieto tiene tres caras para cuando falta la paz. Tres personajes marcan la escena y poco a poco revelan diferentes preocupaciones al mundo: una velada y que parece no mover, todavía, lo que sucede en los pequeños gestos es casi incontrolable; otra determinada, como una línea a rascarse directamente a través del espacio de la escena; y otra traducida correctamente en movimiento: el cuerpo en sus diferentes articulaciones, conexiones y sinuosidades expandidas en el espacio. En la elaboración de la pieza, el tercer carácter se desarrolla en diez: los movimientos se multiplican, pasan a través de diferentes artistas como si fueran uno. La música de André Abujamra crea el ambiente y revela la dinámica de la obra. La quietud y el movimiento, la sombra y la luz, líneas rectas y sinuosas. Las polaridades que hay en la escena nos instigan a hacer preguntas alrededor del espacio y sus posibilidades e invenciones revelan un poco de aprensión cotidiana.

Coreografía: Maurício de Oliveira
Música: André Abujamra
Iluminación: Wagner Freire
Direccione de vestuario: Jum Nakao
Ejecución e creaciones de vestuario: Bruna Valente, Joceli Oliveira, Juliana Zampini, Patricia Maria Grossi, Roberto Slursarz Filho

El trabajo se centra en la imagen del bailarín que se multiplica sobre el escenario. En el entorno marcado por la luz de Wagner Freire, ocho intérpretes tratan de dibujar el espacio a través de sus propios movimientos y la relación de los cuerpos. Es el doble individual, de la otra persona y de la asamblea que va a establecer relaciones ambiguas. Entran, se mezclan, se contaminan en la búsqueda de un encuentro con los demás y con usted. Habitan un momento determinado. En Los Dobles, artistas son co-creadores de las estrategias introducidas, cuya firma coreográfica es reconocida por el movimiento y charla con el traje de Jum Nakao y la música especialmente compuesta por André Abujamra.

Coreografía: Daniela Cardim
Música: Marcelo Petraglia, Hermelino Neder, Mário Manga and André Mehmari
Iluminación: Domingos Quintiliano
Vestuario: Ronaldo Fraga

Passanoite revela un uso delicado de la técnica clásica en mirada contemporánea. Basado en movimiento puro, el trabajo establece en la comprensión física de la música la dramaturgia de la escena. La coreógrafa Daniela Cardim crea grandes centros de movimientos que se hacen eco en los cuerpos de los bailarines y reverberan sobre todo en los gestos de las manos y los brazos. El cuerpo da visualidad al espacio. De acuerdo con la coreógrafa, la música es la referencia central de sus creaciones: «ella guía la estructura de ballet, el tamaño de molde, las formaciones de cada momento.» Los trajes de Fraga son como puntos de luz que puntúan y rayen la escena. La luz de Quintiliano marca e intensifica los espacios del escenario y hacen las paces entre los movimientos y el ambiente que marca el paso del tiempo.

Coreografía: Ricardo Scheir
Música: André Mehmari
Juego de roles, dirección de arte, diseño de iluminación: Marcio Aurelio
Asistente de coreografía: Andrea Pivatto
Asistente de dirección: Ligia Pereira

El punto de partida fue el tema de un madrigal de Claudio Monteverdi: Ballo Delle Ingrate – una alegoría que muestra el castigo a las mujeres que no se rinden al amor. Los personajes representados son Amor, Venus, Plutón, cuatro tonos del infierno y ocho almas ingratas. A estos Scheir ha añadido Ariadna, como la figura que acompaña a la acción y se suma a lo que ella significa. En su pieza, Mehmari presenta variaciones que se refieren a diferentes momentos de la historia de la música y, por lo tanto, propone un diálogo entre lo viejo con lo nuevo, lo moderno y lo arcaico. Responsable de la actuación, dirección de arte y diseño de iluminación, Marcio Aurelio ha concebido elementos escénicos y dramatúrgicas que se unen a la coreografía y la música para componer esta obra que habla de temas centrales para el hombre de todos.

Coreografía: Paulo Caldas
Música: Sacha Amback
Iluminación: Renato Machado
Vestuario: Raquel Davidowicz
Asistente de coreografía: Carolina Wiehoff
Vídeo y escenario: Jurandir Muller

Intermedios nació como un desafío propuesto al coreógrafo para crear una pieza que se presentará entre dos obras establecidas del repertorio de la danza – uno intermedio. Pero el nombre evoca también la película Entr’acte, de René Clair (1898-1981), citado directamente en la forma de una proyección de video realizada por Jurandir Muller. En ella, una bailarina con su tutú y zapatillas de punta, en rotación muy lenta, crea una interferencia que es una mirada sobre la tradición clásica y una puntuación temporal. Lejos de cualquier sugerencia obvia de narrativa, Intermedios se dedica al movimiento en sí, con su velocidad, lentitud, detenciones y deformaciones.

Coreografía, dirección y diseño escénico: Alessio Silvestrin
Música: Johann Sebastian Bach (1685-1750), Ofrenda Musical BWV 1079, revisada por el grupo belga Het Collectief
Iluminación: Wagner Freire and Alessio Silvestrin
Escenografía y vestuario: Alessio Silvestrin
Asistente de vestuario: Marina Baeder
Creación de Arte: Carmela Gross
Art Creación cuerpo-a-cuerpo: Laerte
Creación de vestuario: Arte & Co.
Construcción de escenografía: Servicios del DMV and Asamblea
Colaboración escénica: Mauricio de Oliveira and Ricardo Scheir
Asistente de escenografía: Bruno Anselmo
Asistencia de dirección: Maurício de Oliveira

En el espectáculo Polígono, la dramaturgia arranca de la Ofrenda Musical de Bach, ejemplificando en los movimientos la estructura de la música. En el trabajo, la construcción de la escena gana perspectiva sobre el escenario construido mediante el establecimiento de paneles y tul. Los elementos se unen, se interpenetran, se retuercen, produciendo sin cesar nuevos ajustes. Para Silvestrin, «como sonido, en la música se considera un punto geométrico, el cuerpo es un punto sobre una superficie plana que genera, multiplicándose, los segmentos de un polígono.»